miércoles, 16 de junio de 2010

Vidas ajenas





¿Atrapados por la televisión?

Por: Ana Luz Buelvas Martinez

La televisión a través del tiempo se ha convertido en una de las prioridades para los seres humanos y aunque solo sea una cajita que recibe y emite sonidos e imágenes tiene la capacidad de captar nuestra atención y hacer que muchas veces pasemos horas y horas en frente de ella, llegando al punto de perder la noción del tiempo y hasta descuidar otros puntos importantes de nuestra vida.

Me llama mucho la atención el descubrir que es eso tan atractivo que tiene la televisión que hace de ésta un fenómeno de generación en generación.

¿Sera acaso que lo que nos atrae de la televisión es esa posibilidad de vivir vidas diferentes a las nuestras y sentir que podemos escapar de nuestra propia realidad? O ¿será tal vez la posibilidad de descubrir cosas nuevas y explorar en terrenos distintos a los que nos movemos diariamente?

De pronto para personas comunes como yo, es fácil fantasear y dejarse atrapar por la magia de la tv, ¿no es acaso fascinante poder llegar a casa luego de un espantoso día y ver tu programa favorito? Siento que es maravilloso el poder olvidar por un momento los problemas que rondan en tu mente y sentir que te desconectas de ellos, también pienso en personas comunes y corrientes, tan comunes como una ama de casa, que luego de recoger el desorden de sus hijos y su esposo, solamente anhela ver su novela favorita y poder relajarse o quizás para un padre que trabaja todo el día y que vive en un constante stress llegar a casa sentarse en su sofá y poder disfrutar viendo un partido de su equipo de futbol favorito.

Ahora bien, ¿por qué que esta cajita mágica para muchos es criticada constantemente por tantos?

A la televisión se le otorgan muchos de los problemas que aquejan a la sociedad, como las actitudes agresivas en los niños o los problemas de personalidad de los jóvenes que se dejan influenciar por las modas televisivas y además de esto se le abona la falta de comunicación en los hogares. Muchas veces cuando escuchamos estas acusaciones en contra de la televisión nos planteamos interrogantes como ¿y si es verdad? O ¿será que dejo de ver televisión?, pero pocas veces nos preguntamos si somos nosotros los culpables de todos estos problemas; por ello deberíamos concluir al estilo de Federico Fellini: “Condenar la televisión sería tan ridículo como excomulgar la electricidad o la teoría de la gravedad”.

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